VALORES HUMANOS: tODOS TENEMOS GRIETAS

 

Esta semana hemos seleccionado un cuento tradicional de la India titulado “Todos tenemos grietas”, que nos recuerda que la imperfección caracteriza a nuestra condición de humanos, pero también que en la imperfección puede anidar la virtud.

Un hombre, de oficio aguatero o cargador de agua, tenía dos grandes vasijas que colgaba a los extremos de un palo y llevaba encima de los hombros a diario. Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba todo el agua al final del largo camino que debía hacer a pie desde el arroyo hasta la casa de su patrón. En cambio, la vasija rota solo tenía la mitad del agua una vez que completaba su trayecto.

Durante varios años se repitió la secuencia diariamente. La tinaja perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía idónea para los fines para los que había sido creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección, y se sentía miserable porque solo podía hacer la mitad de todo lo que se suponía que era su obligación.

Un buen día la tinaja quebrada le hablo al aguatero:

—Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas solo puedes entregar la mitad de mi carga y, en consecuencia, únicamente obtienes la mitad del valor que deberías recibir.

El aguatero le respondió compasivamente:

—Cuando mañana volvamos a hacer la ruta habitual quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino.

Así lo hizo la tinaja. Y en efecto, vio muchísimas flores a lo largo del trayecto. Sin embargo seguía apenada porque solo conservaba en su interior la mitad del agua que debía llevar.

El aguatero, dirigiéndose a ella, le dijo:

—¿Te diste cuenta de que las flores solo crecen en tu lado del camino? Siempre he sabido de tus grietas y quise sacar el lado positivo de ello. Sembré semillas de flores a lo largo camino por donde vas y todos los días las has regado y por dos años yo he podido recoger estas flores. Si no fueras exactamente como eres, con todo y tus defectos, no hubiera sido posible crear esta belleza.

Moraleja: No nos atormentemos con aquellos defectos propios que no nos es posible reparar. Aceptémonos como somos. Quizás a partir de nuestras imperfecciones brote y se desarrolle alguna valiosa virtud. Valga la misma reflexión para con el prójimo.

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