VALORES HUMANOS – Los cuatro amigos

 

Con una doble lectura a modo de moraleja y bajo el título “Los cuatro amigos” se nos presenta el relato corto de esta semana. Por un lado, nos recuerda que somos más poderosos si aunamos fuerzas con otros semejantes para una causa común; y por el otro, que desear más de lo que necesitamos suele traer consigo consecuencias muy negativas.

Había una vez cuatro animales que eran muy amigos. No pertenecían a la misma especie, por lo que formaban un grupo muy peculiar. Desde que amanecía, iban juntos a todas partes y se lo pasaban genial jugando o conversando sobre la vida en el bosque. Eran muy distintos entre sí, pero eso no resultaba un problema para ellos; más bien al contrario, ya que cada uno aportaba sus conocimientos al grupo para ayudarse si era necesario.

Uno era un ratón que destacaba por sus ingeniosas ocurrencias. Otro, un cuervo serio pero muy generoso y de buen corazón. El más elegante y guapo era un ciervo al que le gustaba correr a toda velocidad. Para compensar, la cuarta de la pandilla era una tortuga muy coqueta que se tomaba la vida con mucha tranquilidad.

En cierta ocasión la tortuga se despistó y cayó en la trampa de un cazador. Sus patas se quedaron enganchadas en una red de la que no podía escapar. Empezó a gritar y sus tres amigos, que estaban descansando junto al río, la escucharon. Salieron corriendo a buscarla y la encontraron enredada en la malla. El ratón la tranquilizó:

—¡No te preocupes! ¡Te liberaremos enseguida!

Pero justo en ese momento apareció entre los árboles el cazador. El cuervo les apremió:

—Ya está aquí el cazador! ¡Démonos prisa!

El ratón puso orden en ese momento de desconcierto.

—¡Tranquilos, amigos, tengo un plan!

El roedor les contó lo que había pensado y el cuervo y el ciervo estuvieron de acuerdo. Los tres respiraron muy hondo y se lanzaron al rescate de urgencia.

¡El cazador estaba a punto de coger a la tortuga! Corriendo, el ciervo se acercó a él, y cuando estuvo a pocos metros fingió un desmayo, dejándose caer de golpe en el suelo.  Al oír el ruido, el hombre giró la cabeza y se frotó las manos:

—¡Qué suerte la mía! ¡Un ciervo! ¡Esa sí que es una buena presa!

En cuanto vio al ciervo se olvidó de la tortuga. Cogió el arma, preparó unas cuerdas, y se acercó hasta donde el animal yacía tumbado como si estuviera muerto. Se agachó sobre él cuando de repente el cuervo saltó sobre su cabeza. De nada le sirvió el sombrero que llevaba puesto porque el pájaro se lo arrancó y empezó a tirarle de los pelos y picotearle en las orejas. El cazador empezó a gritar y dar manotazos al aire para librarse del feroz ataque.

Mientras tanto, el ratón había llegado hasta la  trampa y con sus potentes dientes royó la red hasta liberar a la tortuga.

El ciervo seguía en el suelo con un ojo medio abierto, y cuando vio que el ratón le hacía una señal se levantó de un salto y echó a correr.  El cuervo, que seguía incordiando al cazador, salió entonces volando hasta perderse entre los árboles.

El cazador cayó de rodillas y reparó en que el ciervo y el cuervo se habían esfumado en un abrir y cerrar de ojos. Muy enfadado regresó a donde estaba la trampa.

—¡Maldita sea! ¡Ese estúpido pajarraco me ha dejado la cabeza  como un colador y por si fuera poco el ciervo se ha escapado! ¡Menos mal que al menos he atrapado una tortuga! Iré a por ella y me largaré de aquí cuanto antes.

Pero cuando llegó al lugar de la trampa no había ni tortuga ni nada que se le pareciera. Enojado consigo mismo, dio una patada a una piedra y gritó:

—¡Esto me pasa por ser codicioso! Debí conformarme con la presa que tenía segura, pero no supe contenerme y la desprecié por ir a cazar otra más grande ¡Ay, qué tonto he sido!

Moraleja: La avaricia es uno de los grandes males que amenaza con arruinar la convivencia solidaria y en armonía entre todos. Por algo es considerada uno de los siete pecados capitales. De ella se derivan otros vicios como la traición y el engaño. Como reza el dicho, rompe el saco.

La segunda enseñanza que nos deja el relato de hoy habla de la importancia del trabajo en equipo, de la suma de sinergias para obtener un rédito mayor al que lograríamos actuando por separado.

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