VALORES HUMANOS: La felicidad escondida

 

La felicidad es el fin último que perseguimos en la vida. Cómo alcanzarla es el caballo de batalla con el que nos enfrentamos a lo largo de nuestra existencia. Todos nuestros actos van encaminados a tal propósito, pero no es fácil llegar a ella. ¿O sí? ¿Y si resulta que es mucho más sencillo de lo que creemos? Nos lo explican unos simpáticos duendes en “La felicidad escondida”.

Un poco antes de que la humanidad existiera, se reunieron varios duendecillos para hacer una travesura. Uno de ellos dijo:


—Debemos quitarles algo a los seres humanos. Pero, ¿qué?

Después de mucho pensar, otro pequeño duende añadió:


—¡Ya sé! Vamos a quitarles la felicidad. El problema es dónde esconderla para que no puedan encontrarla.

Propuso el que había hablado primero:


—Vamos a esconderla en la cima del monte más alto del mundo.


—No, recuerda que tienen fuerza. Alguno podría subir y encontrarla, y si la encuentra uno, ya todos sabrán dónde está—, replicó el otro.

Entonces se escuchó una nueva propuesta:


—Vamos a esconderla en el fondo del mar.

Otro de los duendes apostilló:


—No es una buena idea. No olvides que son curiosos. Alguno podría construir un aparato para bajar hasta las profundidades abisales, y entonces la encontrarían.


—¡Ya sé! Escondámosla en un planeta bien lejano de la Tierra—,
propuso un nuevo duendecillo.


No—, le respondieron al unísono.

—¿Por qué no?—, preguntó el que había pensado en un lugar de la galaxia.

—Recuerda que están dotados de inteligencia, lo que supone que un día alguno de ellos construirá una nave para viajar a otros planetas, la va a descubrir y entonces todos tendrán la felicidad—, le contestó uno de los que se oponían a la propuesta.

El más astuto y viejo, que había permanecido en silencio escuchando atentamente cada una de las ideas, dijo:


—Creo saber dónde ponerla para que nunca la encuentren.

Todos giraron la cabeza, mirando asombrados al anciano, al que preguntaron:


—¿Dónde?

—La esconderemos dentro de ellos mismos. Estarán tan ocupados buscándola afuera que nunca la encontrarán.

Todos estuvieron de acuerdo y desde ese entonces ha sido así.

Moraleja: Llevamos la felicidad escondida dentro de nosotros mismos. Muchas son las cosas que nos ayudan a estar alegres y divertirnos, y esto, sin lugar a dudas, contribuye a hacernos sentir lo que llamamos felicidad.

Pero el secreto de la felicidad no depende de algo externo sino que surge de nuestro interior y es capaz de contaminar el mundo externo y la forma en la que lo percibimos. Si nos aceptamos y estamos en paz con nosotros mismos podremos afrontar las dificultades con un talante más positivo. Ser capaces de vivir el hoy como ese regalo que ayer no teníamos y disfrutarlo sin estar quejándonos de lo que nos falta, esa es la clave.

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