VALORES HUMANOS – EL LEÓN Y EL JABALÍ

El relato corto de esta semana, que lleva por título “El león y el jabalí” nos enseña que los pleitos y conflictos no se solucionan a golpes porque el uso de la violencia nada arregla y a nada conduce a quienes la ponen en práctica. Sin embargo, hay terceros interesados en que los litigios discurran por tales derroteros porque ello redunda en su propio beneficio. Tal vez sea la explicación a buena parte de los conflictos armados que suceden en el mundo. Leamos para entenderlo.

En los remotos parajes de la sabana africana vivían un león y un jabalí. Ambos eran fuertes y poderosos, lo que les hacía altivos y orgullosos, y temidos por el resto de la fauna que compartía hábitat con ellos. En más de una ocasión habían chocado de frente, lo normal en dos personalidades con un ego tan marcado que convivían en un espacio relativamente pequeño.

Durante la época estival la sabana se vuelve seca y aumentan el calor y la sed debido a las altas temperaturas. El único consuelo se encuentra cuando cae la noche o, durante el día, en fuentes, ríos, charcas y pequeños manantiales, que jalonan un paisaje de color amarillento a causa del intenso sol y la escasa lluvia.

Un día en que la canícula apretaba los dos animales acudieron a beber a la misma fuente. Al llegar al manantial león y jabalí empezaron a discutir. Ambos querían ser los primeros en beber y no estaban dispuestos a ceder su sitio al otro, tal era su orgullo. De las  palabras de la inicial discusión pasaron a los gritos, de los gritos a las amenazas y, finalmente, de estas a una feroz lucha a muerte, donde se enfrentaron la fuerza del león contra los afilados colmillos del jabalí.

Pero en el fragor de la lucha, mientras los contendientes se tomaban unos segundos de tregua para recuperar el aire y las fuerzas gastadas en la refriega vieron cómo por encima de sus cabezas sobrevolaba una manada de negros buitres a la espera de un desenlace en el litigio que ambos mantenían.

Una luz de brillantez iluminó sus cerebros lo suficiente para que, al unísono, león y jabalí, jabalí y león, recapacitasen y llegasen a la misma conclusión: más vale ceder, ser buenos amigos o al menos respetarse, tolerarse y no entrar en conflictos que servir de comida a buitres y cuervos.

Moraleja: Recuerda que las luchas estériles y absurdas solo sirven para alimentar, enriquecer y hacer medrar al aprovechado que las observa a distancia.

× ¿Cómo puedo ayudarte?