El pasado verano Adrián Fervenza y Daniel Alonso, dos emergentes jugadores del club de trayectoria ascendente y progresos notorios, decidieron medir sus fuerzas. Para ello fijaron un match a cinco partidas al ritmo de 60 min. + 10 seg. de incremento por jugada realizada.
El sorteo favoreció a Daniel, que, como era de esperar, eligió jugar con blancas en la partida inaugural, disputada el 17 de julio Sin embargo, Daniel no supo sacar rédito a tal ventaja y caía derrotado ante el buen hacer de Adrián.
Poco tardó Daniel en devolver el golpe a su rival. En el segundo encuentro y con negras, tal y como había hecho Adrián, restableció la igualdad en el marcador. Las espadas continuaban en lo alto y, visto lo visto, ningún pronóstico a priori parecía fiable.
Crecido tras su victoria Daniel repetía éxito, esta vez con blancas, y se situaba a un solo punto del triunfo final. Negro panorama, en cambio, para Adrián, que necesitaba sumar punto y medio en las dos últimas partidas. Y eso solo, para igualar la contienda. Para ganar el match precisaba de un milagro.

Herido en su orgullo, Adrián se llevaba el gato al agua en la penúltima entrega, restablecía el equilibrio en el marcador (2-2) y mandaba un mensaje a Daniel de cara a la última partida: estaba muy vivo. Todo era posible aún.
Finalmente, este duelo de colosos se resolvía a favor de Daniel en una emocionante quinta partida que vio el triunfo del moañés por un global 3-2, en un match lleno de alternativas y buen ajedrez, reflejo de la paridad de fuerzas entre dos jugadores que darán mucho que hablar durante la inminente temporada.
