En ocasiones las críticas de los demás nos afectan en demasía. Y aunque no debería ser así hay momentos en que no podemos evitar sentirnos mal. Si supiésemos que la mayoría de las veces tales críticas, lejos de ser una opinión generalizada, provienen de dos o tres personas nos veríamos menos afectados. “Un millón de ranas” nos abrirá los ojos de cara a futuras críticas que tanto condicionan nuestro estado de ánimo.
El propietario de una importante hacienda se acercó a la ciudad y le preguntó al dueño de un restaurante si quería aceptar un peculiar regalo que había pensado hacerle: un millón de ancas de ranas.
El dueño del restaurante se quedó asustado y quiso saber en dónde podía conseguir el hacendado tantas ancas de ranas. Este le respondió:
—Cerca de mi casa hay un pequeño lago que está invadido por esos bichos. Son miles y miles y hacen un ruido infernal croando toda la noche. ¡Me estoy volviendo loco!
Acordaron entonces que el hacendado le llevaría al hostelero quinientos sapos por semana durante los siguientes meses.
Al cabo de una semana el hacendado regresó al restaurante muy avergonzado. El motivo de su rubor es que traía en sus manos solo dos sapos.Al ver tan exiguo botín el comerciante le preguntó:
—¿Dónde está mi pedido?
El hombre respondió:
—Perdone usted. A ver cómo se lo explico. Yo estaba totalmente engañado. ¡Había solo estos dos pequeños sapos en el lago! Ellos solos eran los que hacían todo el barullo.
Moraleja: La próxima vez que alguien te critique o trate de burlarse de ti no te vengas abajo. Mientras dos critican y ríen cientos te apoyan, animan y quieren. Las angustias, problemas y temores parecen mayores en la oscuridad.