Comenzamos la semana con una leyenda india titulada “Las tres pipas”, una historia repleta de valores maravillosos y que encierra una valiosa enseñanza.
Cuenta la leyenda que un miembro de una tribu india llamado Pies de Plomo se enfadó mucho con un compañero y decidió acudir a la tienda del jefe de la tribu para explicarle lo que sucedía.
—Oh, gran jefe, estoy tan enfadado con Águila Parda que ahora mismo voy a buscarlo para darle muerte—, dijo Pies de Plomo.
—Espera. Entiendo tu enfado y comprendo que quieras vengarte. Pero antes, te pido que cojas esta pipa, vayas al árbol sagrado y fumes un rato. Luego regresa y vuelve a explicarme lo que deseas hacer—, le respondió el jefe.
Pies de Plomo tomó la pipa, se fue hasta el árbol e hizo lo que le había pedido el jefe indio. Una vez que terminó regresó mucho más tranquilo. De hecho, según volvía a la tienda del jefe se dio cuenta de que matar al joven indio que le había ofendido era excesivo.
—Oh, gran jefe, he pensado mientras fumaba y creo que bastará con darle una paliza a Águila Parda—, le explicó.
—Entiendo bien lo que dices. Pero antes te pido que vuelvas con la pipa al árbol sagrado y fumes de nuevo. Después, tráela de vuelta—, le contestó.
El indio, un poco sorprendido, accedió a ir de nuevo al árbol anciano. Y comenzó a fumar la pipa. Al terminar, se percató de que sus emociones habían cambiado y ya no estaba tan enfadado. Según regresaba a la tienda del gran jefe pensó que no merecía la pena darle una paliza al indio que le había ofendido.
—Oh, gran jefe, es curioso, pero ahora no siento la necesidad de darle una paliza a Águila Parda. Creo que bastará con dejarle en ridículo delante de todos. Eso haré: le insultaré delante de todos los demás—, añadió Pies de Plomo.
—Bien… Entiendo bien que aún te sientas enfadado. Pero antes de ir a buscarle toma esta tercera pipa y acude de nuevo al árbol anciano. Después, regresa a verme—, puso la réplica el líder de la tribu.
Al indio no le apetecía mucho ir de nuevo a fumar junto al árbol, mas hizo caso y acudió con la pipa al árbol sagrado. Al terminar, según regresaba a la tienda jefe indio, se dio cuenta de que su enojo había desaparecido por completo, como el humo de la pipa, y que en realidad lo que debería es hacer las paces con el joven que le había ofendido.
—Oh, gran jefe, ahora lo veo todo más claro: creo que debo darle un abrazo al joven que me ofendió y así hacer las paces y recuperar un amigo. Seguro que Águila Parda está muy arrepentido de lo que hizo, —le contó al cacique.
—¡Que sabia decisión! Es lo que quería decirte, pero me di cuenta de que era mucho mejor que llegaras por ti mismo a esa conclusión—, apostilló el jefe.
Moraleja: La primera lectura que podemos extraer es que la ira desaparece con el tiempo. Por ello, no tomes decisiones en caliente porque puedes arrepentirte más tarde. La segunda nos habla de la importancia de saber perdonar. De haber perpetrado su venganza el protagonista no solo no habría ganado ningún beneficio sino que habría perdido un amigo. Por último, y relacionada con la anterior enseñanza, el cuento pone en valor la virtud de la humildad. Despójate de tu soberbia y rencor y aprende a ser magnánimo.