Esta semana os traemos una leyenda uruguaya que explica la existencia de dos lagunas contiguas, casi idénticas, próximas al arroyo Achar, ubicadas en el departamento de Tacuarembó. En su día fueron conocidas como Lagunas de las Maletas. Y a través de “Las dos lagunas” profundizaremos en uno de los peores defectos del ser humano y tan antiguo como este: los celos. Por lo general van de la mano de la envidia, con la que forma una pareja de fatales consecuencias.
Cuenta una leyenda muy antigua de Uruguay que hace mucho tiempo dos hermanos que vivían en la zona del arroyo de Achar, en Tacuarembó, estaban muy unidos, pero también eran muy competitivos. Todo el mundo los tenía en gran consideración por su amabilidad y generosidad y porque eran valientes y decididos.
Ya de más mayores comenzaron a trabajar juntos. Sin embargo, tuvieron la mala suerte de enamorarse de la misma chica: la hija de su jefe. Y a ella también le gustaban los dos hermanos por igual. Ambos estaban muy enamorados, pero ninguno sabía de los sentimientos del otro porque preferían mantener su amor en secreto.
Una noche el más decidido de los dos fue a casa de la chica y le pidió que se fuera con él, aprovechando que todos dormían. Ella subió al caballo y se alejaron muy lejos.
A las pocas horas todos se enteraron de la desaparición de la chica, y el muchacho que se había quedado en su casa, al ver que su hermano tampoco estaba, comprendió que se había escapado con su enamorada. Entonces comenzó a sentir unos tremendos celos. Su pecho ardía por dentro. ¿Cómo había sido capaz su hermano de fugarse con la chica de la que estaba enamorado? Así que buscó su caballo y partió en busca de la pareja.
Por el camino, una anciana le indicó por dónde había visto pasar a los jóvenes: en dirección al río Negro. Y allí los encontró, tranquilos y sin ningún temor.
—¡Hermano, me has robado la novia!—, le gritó.
—Yo no te he robado nada. Ella quiso venir conmigo cuando se lo propuse. Además, yo no sabía que tú también estabas enamorado de ella. Que decida ella con quién quiere estar—, le contestó su hermano.
Y entonces sucedió todo muy rápido… Los hermanos sacaron unos cuchillos y empezaron a pelear. Por más que la joven gritaba para que se detuvieran ya no había manera. Los celos los había poseído por completo.
La chica, muy asustada, salió con su caballo al galope mientras los dos hermanos continuaban peleándose hasta que ambos se hirieron de muerte. Pero antes de morir estrecharon sus manos pidiéndose perdón mutuamente. Y allí los encontraron muertos, con sus brazos enlazados.
Los enterraron allí mismo, uno frente al otro. Con el tiempo cada tumba se transformó en una laguna, entre las que sobresale un pedacito de tierra que simboliza los brazos unidos de los dos hermanos.
Moraleja: Los celos son un sentimiento irracional que nos llevan a sentir ira y mucha frustración. Son difíciles de manejar y a veces nos empujan hacia comportamientos que terminan avergonzándonos. Es muy importante aprender a reconocerlos para poder controlarlos y canalizar las malas vibraciones y sentimientos negativos que generan.