AJEDREZ EDUCATIVO – La mochila

Esta semana repetimos fábula de Jean de la Fontaine. En “La mochila” el afamado escritor nos recuerda que debemos ser comprensivos con el prójimo, sus defectos y forma de proceder, porque no somos mejores que ellos.

Hace muchos siglos el dios Júpiter llamó a todos los animales de la tierra. Quería que le contasen cómo se sentían y si había alguna cosa que les preocupara, sobre todo de su aspecto físico, para intentar buscar una solución. Todos se miraron sorprendidos y sin saber qué decir. Como ninguno se animaba a hablar Júpiter tomó la iniciativa:

—A ver… Por ejemplo, tú, monita… ¿Hay algo de ti que no te guste y que desees cambiar?

—No, me siento encantada con mi cara y cuerpo. Tengo suerte de ser un animal estilizado y ágil, no como mi amigo el oso, que como está gordo.

Júpiter buscó al oso con la mirada. Allí estaba, deseando opinar:

—No estoy de acuerdo con la mona. Es cierto que no soy ágil como ella, pero tengo un cuerpo proporcionado y un pelaje hermoso, no como el elefante, que es pesado, torpe y tiene esas orejas tan grandes que casi las arrastra por el suelo cuando camina.

El elefante entonces replicó, tras pedir la palabra:

—Eso es una bobada. Ser grande y pesado es una virtud. Puedo ver al enemigo a gran distancia y soy casi imbatible. Las orejas son útiles abanicos y casi nunca tengo calor. En cambio, el avestruz, con esas orejas que ni se le ven y un cuello demasiado largo, sí que tiene un cuerpo extraño.

El avestruz frunció el ceño y, adelantándose un paso, se pronunció:

—¡Ese elefante no sabe lo que dice! Soy uno de los animales más veloces y mi cuello es fino, elegante y estilizado, no como el de la pobre jirafa, que sí que es largo.

Todos se giraron para localizar a la jirafa, que alzó la voz para que los presentes la escucharan bien:

—¿Quejarme yo de mi largo cuello? Al contrario: ¡es fantástico! Lo veo todo y alcanzo los frutos de las ramas más altas a las que nadie llega. Mala suerte tiene la tortuga, que siendo tan bajita se pasa el día tragando el polvo del suelo.

—¡Jajajajaja! ¡Menuda tontería! Con cerrar la boca es suficiente. Si hay algo que agradezco es llevar la casa siempre a cuestas. Me siento protegida en todo momento y no tengo que preocuparme de buscar refugio. Pienso en lo mal que lo pasan otros como el sapo, siempre a la intemperie.

Júpiter se levantó enfadado y con su bastón de mando dio un golpe en el suelo que retumbó como un trueno:

—¡Basta ya! Cada uno de vosotros se cree perfecto. Estáis muy equivocados. Todos tenéis defectos porque ningún animal del mundo lo tiene todo, pero sois incapaces de verlo. Sólo distinguís los fallos de los que están a vuestro alrededor. Todos lleváis una mochila cargada con vuestros defectos a la espalda para no verlos, y en cambio, una bolsa con los defectos de  los demás sobre el pecho, para verlos en todo momento.

Moraleja: Generalmente, vemos los defectos que tienen otras personas pero no nos percatamos de que nosotros también los tenemos. Lo que se dice ver la paja en ojo ajeno e ignorar la viga en el propio. Es bueno reflexionar, saber que todos cometemos errores y ser buenos y justos a la hora de juzgar a los demás. Nadie es perfecto.

× ¿Cómo puedo ayudarte?