El de hoy es un relato especialmente corto, que, sin embargo, encierra una enseñanza con forma de consejo de gran valía. “Nosce te ipsum” es la traducción latina del aforismo que aparecía inscrito en griego en el templo de Apolo en Delfos, estrechamente relacionado con “La corneja y el cuervo”.
Una envidiosa corneja sentía celos contra los cuervos porque estas negras aves, con sus graznidos, dan presagios a los hombres, haciéndoles creer en un mal futuro. Por esta razón, los seres humanos conceden importancia y prestan atención a los cuervos. Así que la corneja quiso poseer las mismas cualidades y reconocimiento.
Situada la corneja en la rama de un árbol viendo pasar a unos viajeros, comenzó a lanzar espantosos gritos. Al oír aquel sonido estruendoso los viajeros retrocedieron espantados, creyendo que era un cuervo. Todos, excepto el más valiente de los viajeros, que se percató del engaño y voz en grito dijo a los demás hombres antes de que estos emprendiesen la huida:
—Eh, compañeros cobardes: tranquilos. No hay nada que temer ni de qué huir. Ese pájaro no es un cuervo; es solamente una vanidosa corneja. Sus graznidos no son presagios de nada. No tenéis, pues, que tener miedo.
Al darse cuenta de su confusión todos los viajeros rieron aliviados del susto que les había dado la corneja, la cual quedó ridiculizada ante todos por su pretensión de querer parecer un cuervo.
Moraleja: Cuando caprichosamente y sin tener capacidades pretendemos rivalizar con los más preparados no solo no se les iguala sino que quedamos en ridículo. Conoce tus limitaciones y actúa en consecuencia. Como reza el oráculo de Delfos, “Conócete a ti mismo”, pues el secreto de la sabiduría y felicidad radica en reconocer todo aquello que no somos.