Hoy os traemos la historia de “El vaso de agua”, que se ha hecho muy popular gracias a su difusión a través de Internet, donde lleva circulando más de diez años. Posteriormente se hizo una versión en formato vídeo para Facebook que disparó su popularidad. Un relato corto con un mensaje vital rotundo y certero.
Una psicóloga daba vueltas por la sala mientras impartía una charla sobre cómo manejar el estrés. Cuando levantó un vaso con agua todos pensaron que iba a preguntar si el vaso estaba medio lleno o medio vacío. Sin embargo no fue esa la cuestión planteada. Dirigiéndose a los asistentes con una sonrisa en el rostro, les preguntó:
—¿Cuánto pesa este vaso con agua?
Las respuestas se movieron en el margen comprendido entre 200 y 400 gramos.
Después de escuchar atentamente todas las contestaciones, la psicóloga volvió a dirigirse a los presentes:
—El peso absoluto no tiene realmente ninguna importancia; depende simplemente de cuánto tiempo sostengo el vaso. Si lo aguanto durante un minuto no hay ningún problema. Si lo sostengo durante una hora me va a doler un poco el brazo. Si en vez de una hora es un día entero entonces mi brazo se quedará entumecido y paralizado. En cada uno de esos casos, el peso del vaso no varía, es siempre el mismo, pero cuanto más tiempo lo sostengamos, más pesado y difícil de soportar se vuelve.
Todos entendieron la obviedad de sus palabras. Sin embargo, no había acabado su explicación, y, tras una breve pausa, prosiguió:
—Las preocupaciones, los pensamientos negativos, el rencor y resentimiento son como este vaso de agua. Si pensamos en ellos un rato, no pasa nada. Si los tenemos presente durante más tiempo comenzarán a hacernos daño. Si prolongamos nuestra preocupación todos los días nos sentiremos paralizados, incapaces de hacer nada.
Moraleja: Lo importante no es cuánto pesan tus preocupaciones sino cuánto tiempo las mantienes. Cuando algo enturbie tu bienestar y paz interior deja de pensar en ello para liberar esa carga. Salgamos de esa espiral que tanta inquietud y desasosiego nos provoca. ¡Recordad soltar el vaso de agua!