AJEDREZ EDUCATIVO – El valor de las cosas

“El valor de las cosas” nos desvela la fórmula del éxito: tan necesario como el esfuerzo y trabajo es la autoconfianza en nuestras posibilidades, porque, aunque a veces lo dudemos, valemos mucho.

Este era un muchacho que no se valoraba a sí mismo y se sentía muy poca cosa. Un día fue con un viejo maestro sabio y se puso a contarle sus problemas:

—Maestro, ¿será que nunca en la vida voy a tener el valor de cumplir mis sueños? Todos me dicen que no valgo para nada, que no hago nada bien, que soy torpe. Dime, ¿qué puedo hacer para mejorar y que los demás me valoren?

—Lo siento hijo mío, no puedo ayudarte. Es que tengo un problema que necesito resolver primero. Si me ayudas, tal vez pueda darte la respuesta que estás buscando—, le respondió el anciano.

—¡Pues claro, maestro! Usted dígame lo que tengo que hacer.

El viejo se quitó de la mano un anillo muy hermoso, enteramente de plata y con tres diamantes, y le dijo al joven:

—Debo vender esta joya para pagar una deuda que tengo. Vete al pueblo y ofrécesela a los mercaderes. Eso sí; ni se te ocurra aceptar menos de una moneda de oro por ella.

Apurado, el chico tomó el anillo e hizo lo que el maestro le había ordenado. Muchos comerciantes lo miraban con interés, ansiosos por comprarlo. Pero en cuanto el joven les pedía la moneda de oro, se quejaban e intentaban rebajar el precio.

Un viejecito le quiso ofrecer una moneda de plata y un pequeño cofre de cobre, explicándole que una moneda de oro era demasiado. Sin embargo, el muchacho no estaba dispuesto a vender el anillo por menos de lo que le había indicado el sabio. Tras ofrecérselo en vano a más de cien personas regresó muy triste por su fracaso.

—Maestro, no pude vender el anillo. Nadie quería pagarme la moneda de oro que pides por él.

—No te desanimes. Es que ellos no son expertos y no conocen su valor real. Ve con el joyero. Quién mejor que él para examinarlo y pagar lo que vale. Pero no importa cuantas monedas de oro te ofrezca. No lo vendas. Regresa con mi anillo.

El joyero, después de analizarlo detenidamente, le dijo:

—Puedo darte 58 monedas de oro por esta joya.

¡¿58 monedas?! El muchacho estaba sorprendido.

—Sí, ya sé que en realidad podrías obtener hasta 70 monedas por él. Pero bueno, si te urge mucho venderlo…

El joven regresó con el maestro para contarle lo que acababa de pasar.

Entonces el anciano, tras colocarse el anillo en el dedo, le explicó:

—Tú eres igual que esta joya: único y muy valioso. Solo un verdadero experto podría darse cuenta de eso, así que dime, ¿cómo pretendes que cualquiera por ahí descubra tu valor verdadero?

Moraleja: Al igual que el protagonista de este cuento no puedes ir por la vida lamentándote cuando los demás no descubren tu verdadero valor de inmediato. Tú eres una persona única y especial y si te esfuerzas por alcanzar tus sueños, llegará el día en que el mundo se dé cuenta de todo lo que vales.

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