En ocasiones olvidamos que el secreto de vivir con felicidad y plenitud radica en saber disfrutar de las cosas simples. Y en saborear lo que la vida nos ofrece a cada instante. Con el relato de esta semana, titulado “El pescador y el hombre rico”, aprenderemos una hermosa lección para aprovechar el tiempo y que nuestra existencia sea plena.
Un empresario rico se sorprendió al encontrarse a un pescador que descansaba tranquilamente junto a su bote jugando con unos niños. Se acercó entonces a él y le preguntó:
—¿Porqué no estás en la mar pescando?
—Porque después de faenar durante horas ya he atrapado suficientes peces para el día—, le respondió el pescador.
—¿Y por qué no atrapas unos cuántos más?—, volvió a preguntar el hombre rico.
—¿Y que haría con ellos?—, contestó el pescador.
—Venderlos. Podrías ganar más dinero. Con eso podrías ponerle un motor a tu bote y desplazarte a aguas más profundas. Una vez allí podrías atrapar más peces. Entonces tendrías suficiente dinero para comprar redes de nylon con las cuales capturar más peces aún. Eso supondría más dinero. Pronto podrías tener el suficiente capital para tener dos botes, quizás incluso una flotilla de botes. Entonces serías un hombre rico como yo.
—¿Y entonces qué haría?—, volvió a preguntarle el pescador.
—Entonces podrías disfrutar la vida realmente—, fue la respuesta del empresario.
—¿Y qué crees que estoy haciendo en este momento?—, le contestó el pescador con una sonrisa dibujada en el rostro.
Moraleja: Vivir el momento disfrutándolo nos da la verdadera riqueza y paz interior. Carpe diem.