AJEDREZ EDUCATIVO – El lobo colgado de un árbol

Comenzamos el año con una fábula popular francesa, “El lobo colgado de un árbol”, que nos recuerda la importancia de la honestidad, virtud que no todos poseen. Y es que el cumplimiento de las promesas está reservado a las personas más íntegras. Feliz año.

Paseaba un hombre por un bosque cuando vio a un lobo colgado de un árbol. Estaba atrapado por una rama por la pata boca abajo.

—¡Socorro! ¡Ayúdame, buen hombre, o moriré en este árbol!—, gritó el lobo.

—Lo haría de buen gusto, pero tengo miedo de que luego intentes comerme—, replicó el hombre.

—¿Comerte? ¡Si me vas a salvar la vida! Te prometo que no te comeré—, añadió el lobo.

El hombre le creyó, pero en cuanto el lobo estuvo en tierra firme, empezó a mirarlo con voracidad.

—¡Alto ahí! ¿O es que ya no recuerdas lo que me prometiste?—, le gritó el hombre al animal.

—Ya lo sé. Pero llevo días sin comer y no me queda otra—, replicó el lobo.

—¿Y eso te parece justo? Si ya lo dice el refrán: «Haz el bien y te pagarán con palos». Creo que lo mejor será someterlo a consulta a otros animales y que ellos consideren si es o no justo—, apostilló el hombre.

Vieron acercarse a  una perra, y el hombre, dirigiéndose a ella, le preguntó:

—Dime, perra: ¿Consideras justo que este lobo intente comerme después de que acabo de salvarle la vida?

—Yo no puedo ser muy imparcial. Durante toda mi vida he servido a mi amo y ahora que soy vieja me ha echado de casa. Si ya lo dice el refrán: «Haz el bien y te pagarán con palos»—, contestó la perra.

—Lobo, como la perra no ha sabido responder, ¿qué te parece si le preguntamos a la yegua?—, interpeló el humano.

Fueron entonces al establo y el hombre le dijo a la yegua:

—Necesito que nos digas qué piensas sobre esto, yegua… Resulta que salvé la vida al lobo y ahora él me quiere comer.

—Bueno… Yo he trabajado duro para el hombre toda la vida y hoy me ha dicho que por ser vieja y no poder trabajar más me venderá mañana mismo. Si ya lo dice el refrán: «Haz el bien y te pagarán con palos»—, fue la respuesta de la yegua.

El hombre decidió preguntar a algún animal del bosque, y se encontraron con el zorro:

—Quizá puedas ayudarnos, zorro. Verás… Le he salvado la vida al lobo y ahora quiere comerme. ¿Crees que es justo?

—Necesito saber qué pasó exactamente—, dijo el zorro.

Los tres se dirigiendo al árbol donde había estado colgado el lobo.

—Yo estaba así—, explicó el lobo, colocándose de nuevo cabeza abajo en el árbol.

Entonces habló el zorro:

—Pues ahí es donde te vas a quedar. A cambio, el hombre, al que he salvado la vida, me pagará dos gallinas.

—Mañana mismo te las traigo en un saco, zorro. Muchas gracias por haberme ayudado—, añadió el hombre.

Y, efectivamente, el hombre regresó a la madriguera del zorro al día siguiente con una bolsa. Pero cuando el raposo la abrió salieron de allí dos perros hambrientos que se pusieron a perseguirle por el bosque, mientras él gritaba:

Si ya lo dice el refrán: «Haz el bien y te pagarán con palos».

Moraleja: Generalmente la bondad y generosidad son correspondidas con gratitud, pero no siempre es así. A veces el bien se paga con palos, dado que no todo el mundo es honesto. Y como hay gente capaz de embaucar al prójimo con falsas promesas debemos aprender a detectar a quien carece de escrúpulos y acostumbra a engañar a terceros.

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