AJEDREZ EDUCATIVO – EL LEÓN Y EL MOSQUITO LUCHADOR

La fábula «El león y el mosquito luchador» es una de las más conocidas del autor francés Jean de La Fontaine y ha sido popular durante generaciones gracias a la valiosa enseñanza que transmite a los niños sobre el valor de la humildad. A través de una historia entretenida, La Fontaine nos muestra cómo incluso los seres más pequeños pueden ser grandes luchadores si se mantienen humildes y perseverantes.

En este artículo, exploraremos esta fascinante fábula y descubriremos cómo puede ayudar a padres y docentes a enseñarles a los niños un importante valor ético.

abía una vez un mosquito muy presumido que se creía el más valiente de todos los animales. Un día vio a un león que dormía tranquilamente a la sombra de un árbol y se le ocurrió molestarle.

– Oye, león, ¿Qué haces ahí tan dormido? ¿No te atreves a enfrentarte a mí? Yo soy más fuerte y poderoso que tú.

El león abrió los ojos y vio al mosquito que le hablaba con desprecio. Le dio pereza discutir con él y volvió a cerrar los ojos.

– Déjame en paz, mosquito. No me interesas. Vete a buscar otra diversión.

– ¿Qué? ¿Así que me ignoras? ¡Pues vas a ver lo que te pasa! – dijo el mosquito enfadado.

Y sin más, se lanzó sobre el león y empezó a picarle en la nariz, en las orejas y en las patas.

El león sintió un dolor insoportable y se levantó rugiendo. Quiso atrapar al mosquito con sus garras, pero era demasiado rápido y escurridizo.

El mosquito se reía de él y le decía:

– ¿Qué tal, león? ¿Te duele? ¿No puedes conmigo? ¡Reconoce que soy el rey de la selva!

El león estaba cada vez más furioso y desesperado. No podía librarse del mosquito ni defenderse de sus picaduras. Decidió escapar de allí y corrió hacia el río.

El mosquito se sintió muy orgulloso de haber vencido al león. Se creyó el más grande y el más valiente de todos los animales. Empezó a volar por la selva gritando:

– ¡He derrotado al león! ¡Soy el rey de la selva! ¡Nadie puede conmigo!

Pero en su arrogancia, no se dio cuenta de que volaba hacia una telaraña.

Cuando quiso reaccionar, ya era tarde. Quedó atrapado entre los hilos pegajosos y no pudo salir. Entonces se arrepintió de su soberbia y dijo:

– ¡Qué pena! He vencido al león más feroz y he caído en la trampa de una simple araña.

Moraleja: No te creas superior a los demás ni te burles de ellos. Puede que la vida te dé una sorpresa desagradable.

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