AJEDREZ EDUCATIVO – El ladrón de sueños

Si la semana pasada hablábamos sobre el desánimo como el peor enemigo de nuestros proyectos en esta nos referimos nuevamente a él a través de “El ladrón de sueños”. Y si entonces decíamos que la solución está en nosotros hoy volvemos a poner en valor la fortaleza interior de cada uno.

Había una vez un muchacho, que era hijo de un entrenador de caballos. Su padre era pobre y contaba con escasos recursos para mantener a su familia y mandar al joven al colegio.

Una mañana en la escuela, estando el muchacho en clase, el profesor le pidió a los alumnos que escribieran la meta que quisieran alcanzar para cuando fueran adultos. El joven escribió una composición de siete páginas en la que describía su meta. Escribió su sueño con mucho detalle y hasta dibujó un plano de todo el proyecto: el rancho, las pesebreras, la ganadería, el terreno y la casa en la que quería vivir. Puso todo su corazón en el proyecto y al día siguiente se lo entregó al profesor.

Dos días más tarde el profesor le entregó corregido su trabajo con una calificación de suspenso y una nota que decía:«Venga a verme después de clase».

El chico fue a ver a su profesor y le preguntó:

—¿Por qué me ha suspendido?

El profesor le respondió:

—Es un sueño poco realista para ti. No tienes recursos económicos. Vienes de una familia muy humilde. Para tener lo que anhelas hacen falta muchas cosas, empezando por dinero. Tienes que comprar el terreno, pagar por la cría original y después vendrán muchos gastos de mantenimiento. No podrías hacerlo de ninguna manera.

A continuación el profesor agregó:

—Si vuelves a hacer el trabajo con objetivos más realistas, reconsideraré tu nota.

El chico volvió a su casa. Se lo pensó mucho y como seguía sin saber qué hacer le preguntó a su padre. Este le respondió:

—Hijo, tienes que decidir por ti mismo. No te puedo ayudar.

Finalmente después de reflexionar durante una semana, el muchacho entregó el mismo trabajo, sin hacer cambio alguno. Le dijo al profesor:

—Profesor, usted puede quedarse con mi mala nota; yo me quedaré con mi sueño.

Moraleja: No dejes que nadie robe tus sueños e ilusiones. Y tampoco les robemos a los demás los suyos con frases que hagan que cunda el desánimo en ellos. Recuerda que no todos tienen la misma firmeza y determinación que el protagonista de nuestra historia de esta semana.

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