Ajedrez educativo – el frasco de la vida

Hoy os traemos un relato corto que a buen seguro conocéis muchos de vosotros. En él se nos recuerda la importancia de aprender a reconocer, valorar y priorizar las cosas que verdaderamente tienen importancia en nuestras vidas. Sin más dilación os dejo con la lectura de “El frasco de la vida”.

Un profesor, delante de sus alumnos y sin decir una sola palabra, cogió un bote grande de vidrio y procedió a llenarlo con piedras del tamaño de pelotas de golf. A continuación preguntó a los estudiantes si el bote estaba lleno. Los estudiantes estuvieron de acuerdo en decir que sí

Entonces el maestro cogió una caja llena de piedras del tamaño de perdigones y lo vació dentro del bote. Estas llenaron los espacios vacíos que quedaban entre las piedras más grandes. El profesor volvió a preguntar a los estudiantes si el bote estaba lleno, y ellos contestaron de nuevo que sí.

Seguidamente, el profesor procedió a coger una caja con arena y la vació dentro del bote. Por supuesto, la arena llenó todos los espacios vacíos y el profesor, cómo no, preguntó de nuevo a sus alumnos si el bote estaba lleno. En esta ocasión los estudiantes le respondieron con un sí unánime.

Quiero que os fijéis en una cosa. Este bote representa la vida. Las piedras grandes serían los aspectos más importantes que hay en ella: familia, salud, amigos, amor y aquellas cosas que te apasionan. Son cosas que están relacionadas con nuestros valores y afectos y nos enriquecen como personas. Aquellas que, aunque perdiéramos el resto, nuestras vidas aún estarían llenas. Las piedras más pequeñas son las otras cosas que nos importan, como el trabajo, la casa, el coche, … Por último, la arena representa el resto de las pequeñas cosas, superfluas, prescindibles y que no determinan nuestra felicidad. Si uno mete primero la arena en el tarro jamás podría hacer entrar las piedras. De ahí la importancia de meter en primer lugar las piedras grandes.

Moraleja: A veces es difícil en la rutina diaria tomar las perspectiva necesaria para asignar bien las prioridades. Si ocupamos nuestro tiempo en cuestiones pequeñas o insignificantes nunca habrá espacio para las que son realmente importantes. Por ello es fundamental saber organizarse, para lo cual debemos distinguir y valorar nuestras prioridades. Presta atención a las cosas que son cruciales para tu felicidad, como pasar los días con tu familia, cuidar tu salud, dedicarle tiempo a las cosas que te gusten hacer, etc. Establece, pues, tus prioridades; el resto es solo “arena”.

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