AJEDREZ EDUCATIVO – El astrónomo

La fábula de esta semana, titulada “El astrónomo”, forma parte del catálogo clásico de Esopo. La enseñanza en forma de lección de vida que encierra nos habla del valor e importancia de la humildad, virtud que nos enseña a tener los pies en el suelo y saber que no somos los únicos seres de la existencia.

Hace muchos años en una ciudad vivía un astrónomo, que como todos los de su profesión observaba y analizaba las estrellas, planetas, galaxias, cuerpos celestes y el universo en general.

Este astrónomo tenía el viejo hábito de caminar todas las noches. Paseaba por su ciudad de calle en calle, de lugar en lugar, hasta llegar a las afueras, donde la ciudad daba paso al verde de los campos. Y siempre absorto, con los ojos clavados en el cielo, concentrado en su mundo, sin mirar más allá.

Una noche, admirando el firmamento, cayó en un pozo sin pensar. Comenzó a lamentarse una y otra vez, pidiendo auxilio sin cesar. A los pocos minutos, pasó un hombre cerca de donde estaba. Al escuchar su desesperada llamada se acercó de inmediato. Rápidamente el astrónomo le puso al tanto de lo ocurrido, lo que provocó la respuesta de quien había acudido en su auxilio:

—Amigo, veo que deseas observar lo que hay en el cielo, pero… ¿cuántas veces te has detenido a ver lo que hay en la tierra?

Moraleja: A veces nos encerramos en nuestro propio mundo más de lo que deberíamos; tanto, que nos olvidamos de todo lo demás y que la vida ni gravita ni gira en torno a nosotros. Y es que, para bien o para mal, no somos el ombligo del mundo.

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