AJEDREZ EDUCATIVO

EL VENDEDOR DE GLOBOS

El relato corto de esta semana, titulado “El vendedor de globos”, nos recuerda que, con nuestras aparentes diferencias, en el fondo —más que en el fondo, en el interior— todos somos seres humanos, que compartimos inquietudes, sueños y anhelos y sienten y padecen de igual modo.

Un niño negro contemplaba extasiado al vendedor de globos en la feria del pueblo. El pueblo era pequeño y el vendedor había llegado pocos días atrás, así que no era una persona conocida.

Al poco tiempo la gente se dio cuenta de que era un excelente vendedor ya que usaba una técnica muy singular con la que lograba captar la atención y el interés de niños y mayores.

En un momento de la tarde soltó un globo rojo, que empezó a elevarse poco a poco. Todos los presentes, especialmente los potenciales pequeños clientes, vieron cómo el globo rojo remontaba vuelo hacia el cielo.

A continuación hizo lo propio con un globo azul. La gente siguió con la mirada su ascenso hasta que alcanzó una altura que le hacía imperceptible a los ojos de los asistentes.

Pero el vendedor no se detuvo, y seguidamente liberó un globo verde; después, uno amarillo; más tarde, uno blanco, …Todos ellos remontaron vuelo al igual que el globo rojo.

El niño negro, sin embargo, miraba fijamente sin desviar su atención, un globo negro que aún sostenía el vendedor en su mano hasta que finalmente decidió acercarse al vendedor para preguntarle:

—Señor, si soltara usted el globo negro, ¿subiría tan alto como los demás?

El vendedor sonrió comprensivamente al niño, soltó el cordel con que tenía sujeto el globo negro y, mientras este se elevaba hacia lo alto, le dijo:

—No es el color lo que hace subir, hijo. Es lo que hay adentro.

Moraleja: Lo verdaderamente importante no es nuestro aspecto exterior sino los valores y virtudes que guardamos en nuestro interior. Como le dijo el zorro al principito, “lo esencial es invisible para los ojos”. Recuerda esto cada vez que veas a alguien distinto a ti en apariencia.

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